Cecilia Velasque. La hora de las mujeres en el movimiento indígena ecuatoriano
por Mónica Hernández M.
Durante la primera vuelta del proceso de elecciones presidenciales de Ecuador este 2021, Yaku Pérez, el candidato del movimiento indígena Pachakutik se ubicó en la tercera posición con 1,796,542 votos (19,38 %), un logro histórico nunca antes alcanzado por esta agrupación política.
Blanca Cecilia Velasque Tigse, Subcoordinadora Nacional de Pachakutik, reconocida lideresa indígena, una vez culminadas las elecciones comparte sus impresiones respecto al movimiento del que forma parte.
Mónica: ¿Cómo has visto el proceso electoral ecuatoriano?
Cecilia: Complicado, pero también completamente especial por dos grandes razones. Primero, por el tema de la
pandemia, por todos los riesgos que esto significaba para el proceso electoral, la campaña o la propia aprobación
de la fecha de las elecciones. Y, segundo, por todo un sistema de corrupción en los hospitales en el punto más alto
de la pandemia que afectó a muchos hermanos ecuatorianos y ecuatorianas y se perdieron muchas vidas. Eso
llevó al límite la indignación de los ciudadanos que dijeron “esto aquí se termina, que haya elecciones”.
Para el movimiento que representó, Pachakutik, fue un momento muy especial de participación con representaciones indígenas propias, provinciales y nacionales, a pesar de que mucha gente dijo “no participen, no quiten votos en estas circunstancias”, como diciendo que aún no era hora, como si fuéramos menores de edad.
Lo importante para nosotros, especialmente para Cecilia, es que se ha jugado el todo por el todo. Me las jugué porque no fue una decisión personal sino una decisión colectiva, porque había una reforma al Código de la Democracia donde las elecciones ya no eran por personas. Entonces dije, es el momento de medir realmente si el Movimiento Pachakutik tiene o no cabida en este país que es todavía racista, es el momento para medir hasta qué
punto realmente somos esa tercera vía, esa esperanza del pueblo, de las organizaciones campesinas, montubias, negras, estudiantes, transportistas, amas de casa, pequeños y medianos productores.
Pachakutik no tiene plata para una campaña electoral, pero los ciudadanos estamos cansados de todo el gasto en pancartas, afiches, gorras, camisetas. Eso me impulsó, con el apoyo de los 24 coordinadores de las provincias, los dirigentes nacionales y regionales, las bases, las organizaciones sociales, se pudo llevar adelante.
Hago este preámbulo porque para nosotros ha sido muy importante este proceso electoral y estoy segura de que no se va a volver a repetir. Seguramente en las próximas elecciones podemos ser más incluyentes, podemos tener mejores resultados, pero no se repetirá este proceso especial. Era hora de que todos los líderes históricos estemos frente al movimiento, es una obligación moral, hasta que perdone la Pachamama, estar frente al movimiento, porque somos sus hijos. Todos estos rostros históricos, como yo y otros que somos los cofundadores del Movimiento Pachakutik.
Mónica: Cómo mujer, ¿cómo ha sido tu experiencia en la política?
Cecilia: Todo lo que nos pasa a las mujeres, sea bueno o malo, es una experiencia y nos da más fuerza para desafiar al mundo patriarcal, machista, imponente; es complicado, pero las palabras, las lecturas y las experiencias
son nuestro instrumento.
Yo me gané el espacio en el movimiento trabajando, cocinando, dando de comer a los compañeros en los levantamientos, llevando apuntes, ayudando a hacer actas. Cuando era secretaria ya escribía mi criterio y las resoluciones salían direccionadas, porque yo también tengo mi corazoncito hacia el movimiento de mujeres.
Desde que tengo uso de razón, desde que mi padre arreglaba problemas de matrimonios, de violencia, porque era un líder nato, yo aprendí ahí los derechos de las mujeres, viví con mis compañeras que han sido violentadas, me consta, he vivido momentos muy complicados —se le quiebra la voz— cuando los familiares castigaban más a la compañera que al compañero diciendo “ha de ser culpa de ella”. Es bien duro que las mujeres lleguemos a sitios grandes.
En este proceso electoral se decía que hay que participar mujeres y que hay que participar jóvenes, que se debe incorporar el tema de la etnicidad. “Vamos”, con tal de que no vayan los partidos oligárquicos. Dije, me voy a desquitar poniendo a las mujeres y evidentemente así fue, desde la candidata a la vicepresidencia hasta las asambleístas de las provincias. Por suerte ahora tenemos 10 mujeres asambleístas de 27. De ellas, 6 son jóvenes; sé que no han recorrido, no tienen trayectoria, pero sé que irán aprendiendo y serán buenas alumnas, en términos de pensamiento.
Mónica: Es importante apoyar a las asambleístas elegidas, tenemos nuestra esperanza en ellas.
Cecilia: Yo soy bastante exigente en cumplir las políticas a favor de las mujeres en los hechos, porque tenemos incluso ley a favor de la igualdad, pero está escrita. Mis compañeras campesinas, indígenas, montubias, no tenemos el privilegio de hacer efectivas esas leyes porque el machismo en el área rural es muy fuerte, demasiado drástico, incluso las mujeres terminamos aceptando muchas de esas violencias y esas exclusiones como si fueran
normales, decimos “es que somos complementarias”.
Con las compañeras elegidas también hemos vivido eso, así como la falta de experiencia, falta de recorrido político. Hemos tenido que sufrir que los varones siempre nos ganan, entre copas terminan haciendo acuerdos.
Por eso yo exijo que las compañeras hablen, incluso que impongan sus criterios, porque si no hablas y dejas pasar esos momentos ya no tienes la vicepresidencia, la presidencia, no tienes nada.
Mónica: ¿Cuáles han sido las lecciones aprendidas en el último proceso electoral?
Cecilia: Que tenemos que llevar adelante la agenda política de las organizaciones pero también debemos ser más incluyentes, porque este país está compuesto también por empresarios, por exportadores, por mujeres, no solo las organizadas, sino individuales. Son lecciones aprendidas en el proceso electoral, sin embargo hemos tenido dos decepciones.
Si bien ha pegado tan bien nuestro proyecto político, el poder político y económico no nos permitió pasar a la segunda vuelta. Yo estoy segura de que ganamos legítimamente las elecciones. Tenía mucha esperanza de que el CNE (Consejo Nacional Electoral) y el resto de las instituciones iban a aplicar la ley, pero eso no sucedió. Por otro lado, hemos hecho un equipo y enfrentado todas las adversidades internas y externas y la salida de Yaku Pérez del movimiento ha sido decepcionante. Le guardo respeto, es un luchador social muy importante, pero los líderes no pueden abandonar su casa cuando más los necesitan, no tienen que estar solo cuando hay bonanza.
Pero, con la misma fuerza que apoyé generaremos otros liderazgos. Y digo esto porque es mi función de dirigente política; además de la agenda de mujeres, de las agendas de las organizaciones, hay que poner énfasis en otros liderazgos políticos electorales.
Mónica: ¿Será que es hora de que las mujeres nos tomemos los movimientos?
De manera radical te lo digo, es el momento de las mujeres. Es obligación nuestra como mujeres asumir y no solo criticar que no le toman en cuenta, hay que pelearse. A nivel personal yo me quedé con dos recuerdos grandes de este proceso electoral por ser tan decidida. Me expulsaron de la comuna los contrincantes políticos indígenas; me quitaron el agua de riego los contrincantes políticos internos; y, sin embargo, el líder abandonó eso. Si hubieran pasado por eso no hubieran llegado ni siquiera a ser precandidatos; si hubieran sufrido lo que yo sufría y sigo sufriendo, una persecución política de mis compañeros utilizando a mis compañeras, queriendo hacer justicia indígena según ellos, pero una sale con más fuerza. Gracias a los “elogios” de ellos, los medios de comunicación ya no me dejan en paz, gracias a ellos me he ganado el liderazgo, y no lo digo con orgullo, lo asumo con muchísima humildad. Por eso, es también un alto riesgo para mí fallar en algo al pueblo, una palabra mal dicha seguramente me complicará la vida, pero gracias a esos duros momentos y golpes, me he logrado ubicar en la palestra. Los jóvenes dicen “nosotros tenemos derechos”, por supuesto, pero también tienen la obligación de aportar y ganarse el espacio.
Tenemos la esperanza que nos da un camino hecho para las próximas elecciones de 2023 y 2025. Alguien va a ser asambleísta, todo sobre la mesa es válido, porque si no tienes votos no eres nadie.
Mónica: ¿Cuáles son las expectativas y objetivos del trabajo del movimiento en la Asamblea?
Cecilia: Lo que siempre ha sido nuestra lucha es la equidad social, la defensa de los derechos de la mayoría de los ecuatorianos, la defensa de los indefensos de este país. Las organizaciones políticas históricas han luchado por sus beneficios, por sus intereses; nuestra gran responsabilidad es seguir siendo esa tercera vía, esa alternativa, esa esperanza para el Ecuador. No se trata de cuando el movimiento indígena hace un levantamiento; estamos en el ojo del huracán y un paso mal dado nos complica. Pero también los ciudadanos debemos estar conscientes que es nuestra responsabilidad cortar la corrupción, los “camisetazos”, los trabajos grupales o familiares. Es fácil decir que los políticos son ladrones cuando nosotros no hacemos nada para que dejen de existir esos ladrones. Es necesario formar redes sociales de organizaciones para poder hacer un tema de control.
Mónica: Frente a las duras reacciones de tus compañeros, ¿has sentido la sororidad de otras compañeras?
Cecilia: He tenido un gran respaldo de mis compañeras no indígenas, han sido más consecuentes. A nivel de mis compañeras indígenas entiendo, ellas viven lo que yo vivo. Si sales a defender públicamente, simplemente te destituyen, te mandan a callar o utilizan a tu marido para hacerte callar. El machismo y la violencia política son muy complicados a nivel nacional. Las mujeres políticas tienen estas dificultades y otras más desgarradoras que no son denunciadas, pero siempre podremos hacer algo. Se dice que una golondrina no hace verano, pero yo creo que sí podemos hacer verano, porque habrán varias golondrinas que estén por ahí solitas, pero hay que juntarnos. Por eso estoy convencida que la presidencia de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y la ECUARUNARI (Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador) tiene que asumirlas una mujer. Espero que la próxima coordinadora de Pachakutik sea una mujer.
Cuando estás empoderada haces trabajo sea del lugar que sea, pero cuando una no está empoderada necesita un espacio de toma de decisiones con un equipo de trabajo que apoye.
Mónica: ¿Ayudaría realizar procesos de capacitación?
Cecilia: El tema de la educación y la autonomía económica son los dos elementos que puedan llevar a la liberación de las compañeras, pueden llevar a la liberación de sus ideales y de sus voces. Queramos o no, el tema económico o financiero es importante: si tienes recursos puedes ir; si no tienes para pasajes no puedes ir. Es duro. Hay que trabajar en esos dos aspectos, en la autoestima. Un nivel de conocimiento te sube la autoestima, puedes generar trabajo tú misma, emprender.
Hay que aprender a hacer una formación política real, hablando menos, en los hechos. Si tienes una organización de mujeres y no tienes una presidenta mujer en la junta parroquial eso es solamente discurso. En la Amazonía, hay muchas organizaciones de mujeres que han formado una red espectacular y estamos trabajando juntas para lograr una presidenta en la CONAIE. No vamos a claudicar, con la misma fuerza que somos abuelas, “mamás”, tías, hermanas, tenemos que ganar en la política.
Mónica: ¿Qué esperas en el futuro?
Cecilia: Quiero tener de 20 a 40 alcaldes, quiero tener de 10 a 12 prefectos, la mayor cantidad de juntas parroquiales protagonizadas por mis compañeras indígenas. Lucharé porque en las alcaldías y prefecturas estén muchas mujeres, también jóvenes, pero que tengan su recorrido. Ahora hay mayores oportunidades para que las mujeres encabecen listas, ese es mi objetivo, quiero dejar fortalecida y más estructurada la escuela de formación y que alguien pueda asumir esa dirigencia después. Mi expectativa es terminar graduando unas dos promociones de lideresas. Pensaré si asumo la presidencia de la república en el 2030 —Cecilia ríe—.
Hay que ser incluyentes, respetuosas de las diferencias pero drásticas en nuestro proyecto. Tenemos que ser siempre un referente de lucha. La resistencia, la perseverancia son nuestros instrumentos para liberarnos. Ser fuertes sin perder la esencia de ser mujeres.